Echar de menos
Soy experta en echar de menos. En todos y con todos los
sentidos. Echo horas de sueño de menos, comida en el plato de menos y ganas al
día de menos en menos. Te echo de menos a ti. Pero lo que me hace experta en
echar de menos es echar de menos lo que nunca fue y lo que está por venir. Inserte palabra todo aquí. Mi cuello es una cadena dífona de sonidos que quedan
por salir, dura y retorcida como una campana, mirando atrás y alante a un
tiempo, tañendo las horas sin tocarlas, queriendo cambiarlo todo porque me
reconforta el inconformismo, y echar de menos, sobre todo echar de menos. Podría
haberlo hecho mejor. Sigo.
Verás, busco echar de menos para seguir necesitando siempre
más.
Eso me mueve.
Oirás, en boca de algunos, que vivo en el pasado y que por
eso no tengo futuro.
Eso me duele.
Sentirás, antes o después, que a veces no estoy aquí, ni
allí, ni en ninguna parte, pero que siempre vuelvo.
Eso es así.
Saborearás, amargamente, la distancia en mis echares, que
pasarán a ser los tuyos, y te harán ir a menos.
Eso me temo.
Pero al final te vas oliendo que no es tan complejo como dicen, al
descubrir que echar de menos es una cosa bruta y sencilla, inherente a las
personas.
Eso espero.
Como te he dicho, soy experta en echar de menos. En todos y
con todos los sentidos. Se hace así, perdona. Escritura automática, un
caballito entre las venas. ¿Podría hacerlo mejor? Sigo. Eso lo pensaré cuando
tenga que girar el cuello para verlo. Por el momento echamos de menos.
¿Cuánto tiempo, no? Entre esos echares seguro que estaba el vacío bloguero que has venido a tapar al menos hoy.
ResponderEliminarMe temo que así es, mirar atrás es netamente humano y yo tampoco renuncio. Me gusta, a veces duele, pero es tangible porque delante ¿qué hay por delante?
Es lo que tiene la melancolía. Y la escritura automática.
ResponderEliminarSaludos.